JOSÉ LULL – Una de las cuestiones que siempre nos hemos planteado los egiptólogos es saber con quién estaba emparentado el rey Tutankhamon, que murió hacia el año 1323 a.C. Las fuentes textuales egipcias que han llegado a nosotros sólo nos valen para asegurar que el joven monarca fue hijo de un rey, pero ningún documento nos indica quiénes fueron sus progenitores.
Los dos candidatos principales para ser su padre han sido Akhenaton, faraón muy conocido por haber realizado una auténtica revolución religiosa (y política) en torno al culto del dios solar Atón; y, Smenkhkara, que se casó con Merytatón, hija mayor de Akhenaton y Nefertiti, reinando unos pocos años paralelamente a su suegro (y, quizás, hermano o incluso hijo). En cuanto a la madre de Tutankhamon, las posibles candidatas principales han sido: Nefertiti (esposa principal de Akhenaton), Kiye (otra esposa de Akhenaton), y Merytatón (esposa de Smenkhkara).
Respecto a otras civilizaciones antiguas, una ventaja que tiene Egipto es contar con los cuerpos momificados de muchos de los reyes y reinas que gobernaron aquel país miles de años atrás. Precisamente de la dinastía XVIII, a la que perteneció Tutankhamon, disponemos de un buen conjunto de momias reales, muchas identificadas gracias a las inscripciones de sus vendajes. Teniendo en cuenta esto, en fechas recientes un equipo multidisplinar intentó resolver la cuestión del parentesco del famoso rey egipcio analizando el ADN de varias de estas momias, exponiendo sus resultados en 2010, en el Journal of the American Medical Association.
En base a estos análisis, los investigadores concluyeron que el rey Amenhetep III y su esposa, la reina Tiye, son los abuelos de Tutankhamon, algo que, por otra parte, se ha supuesto generalmente desde estudios egiptológicos. ¿Pero quiénes son sus padres? El ADN señala a la momia hallada en 1907 en la tumba 55 del Valle de los Reyes (KV 55), como el padre de éste. En el artículo de JAMA se cita a esta momia como la de Akhenaton, pero lo cierto es que, más allá de indicar que este individuo fue hijo de Amenhetep III y Tiye, y padre de Tutankhamon, no podemos estar absolutamente seguros de que sea Akhenaton o un hermano suyo. En cuanto a la madre, estos mismos análisis señalan a una momia de mujer hallada en la tumba KV 35 en 1898, junto a la reina Tiye. Pero, por desgracia, desconocemos su nombre.
Vemos, pues, cómo las nuevas tecnologías genéticas han permitido indicar qué momias corresponden a los abuelos y padres de Tutankhamon, si bien la cuestión sobre cuáles fueron los nombres de los segundos sigue esperando una respuesta que, quizás, sólo nos será dada con el descubrimiento de nuevos textos jeroglíficos.
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Lo que sí ha sido posible es establecer una relación de parentesco entre todas estas personas, pero en algunos casos estamos lejos de establecer quién fue quién, y de todos modos todavía permanecen algunas incógnitas. Creo que no se ha realizado un estudio serio e independiente del ADN de todas esas personas, este estudio debiera haber sido hecho por un equipo internacional con los últimos medios disponibles, no por los expertos egipcios.
Desde hace unos años la momia de la mujer joven de la KV-35 ha atraído mi atención. La Dra. Johan Flecher hizo un interesante estudio insitu sobre esta momia pero sus tesis no gozaron de la aprobación de los “expertos” egipcios, pero tampoco con el apoyo de la mayoría de expertos occidentales por aquello de que si se apoyaba a la Dra. Flecher podían peligrar los permisos de futuras excavaciones. En resumen, la egiptóloga británica vino a decir que la momia de la mujer joven de la KV-35 era ni más ni menos que la muy buscada reina Nefertiti. Siempre se ha dicho que esa reina tuvo seis hijas y ningún hijo varón y que una de sus hijas se casó con el rey Tut.
En la tumba del faraón Tutankamón se encontraron los fetos de dos bebes que posiblemente eran hijos del rey y de la hija de Nefertiti llamada Ankesenamón. ¿Tan difícil es hacer una comparación genética de ADN entre estos fetos, el rey Tut y la momia de la mujer joven de la KV-35? Si esas pruebas se hicieran por un equipo internacional de expertos seguramente saldríamos de dudas, y tal vez habríamos identificado la identidad de la mujer joven de la KV-35. ¿Lo conseguiremos algún día?