El fundador de Amazon extrae del fondo del océano dos propulsores del gigantesco cohete Saturno V
Tras décadas de estancia en el fondo del océano Atlántico, dos motores del Saturno V han sido recuperados, en trozos, deformados y afectados por la corrosión marina. El potentísimo cohete que propulsó las expediciones lunares tripuladas de los años sesenta y setenta es ya un objeto de culto para los aficionados a la astronáutica, uno de los cuales –el millonario estadounidense Jeff Bezos, fundador de Amazon– ha dirigido personalmente la expedición para recuperar estas piezas históricas, que ha contado con la colaboración de la NASA.
“Hemos visto un parque de las maravillas submarino, un increíble jardín de esculturas de motores F-1 retorcidos que cuentan la historia de un final ardiente y violento, el testamento del programa Apolo”, cuenta el entusiasta Bezos. “Cada pieza que subimos a bordo me recuerda a los miles de ingenieros que trabajaron juntos entonces para hacer lo que siempre se había considerado imposible”.
Las piezas, actualmente en restauración, permitirán recomponer aproximadamente dos unidades de este motor que medía seis metros de altura por cuatro de diámetro máximo. Su desarrollo, bajo la dirección de Wernher von Braun, supuso un paso de gigante en la tecnología de motores para cohetes en Estados Unidos.
Sigue siendo el motor de combustible líquido más potente fabricado en Estados Unidos (la Unión Soviética llegó a fabricar alguno comparable) y la NASA ha vuelto a hacer pruebas con esta tecnología para sus sistemas futuros de lanzamiento, 40 años después de su fulminante decisión de cerrar el programa. El Saturno V necesitaba cinco de estos motores en su primera fase para empezar a sustraer las pesadas naves Apolo a la atracción de la gravedad terrestre.
No se sabe todavía a qué lanzamiento corresponden las piezas extraídas del mar a una profundidad de más de 4.000 metros, ya que los números de serie no se han encontrado o están incompletos. Bezos dice que quiere exhibirlas una vez restauradas, para que cuenten su historia verdadera, que incluye la caída a 8.000 kilómetros por hora y el consiguiente impacto con la superficie del océano.
Bezos reunió un equipo de primera fila para su expedición, que incluye el experto que descubrió la caña de timón principal del Titanic y arquéologos marinos. La exploración y recuperación se efectuó con vehículos de control remoto, unidos al barco por fibra óptica para transmitir los datos y cables que suministraban electricidad a más de 4.000 voltios.
© 2013 Conec. Todos los derechos reservados.
No comments yet.