J. MIGUEL VIÑAS – A diferencia de las estaciones astronómicas, que comienzan y concluyen en fechas y horas exactas, bien predichas por la mecánica celeste, las estaciones meteorológicas son mucho más indefinidas, estando sometidas a una gran variabilidad. Lo habitual es que se produzcan desfases entre las unas y las otras. Este año, el tiempo típicamente veraniego se ha prolongado en muchos lugares de España hasta la tercera semana de octubre, lo que ha supuesto una anomalía térmica y pluviometrica ciertamente singular, de las que no existen demasiados precedentes.
Lo normal es que el tiempo nos muestre sus distintas caras durante la transición del verano al otoño, alternando los primeros coletazos puramente otoñales con períodos de calor que nos siguen recordando al verano, conocidos popularmente como “veranillos”. Este año, una situación de bloqueo muy persistente ha impedido el paso de frentes y borrascas, prolongándose durante varias semanas el tiempo anticiclónico característico de la canícula, muy seco y extremadamente caluroso.
Se han dado casos muy llamativos como el de Ourense, que entre los días 2 y 5 de octubre batió por cuatro veces consecutivas su record de temperatura máxima de octubre, quedando establecido en 35,2 ºC (5-10-2011) frente al anterior record de 33 ºC (12-10-1963).
Durante todo ese tiempo, el calor ha sido noticia en España, superándose con holgura en muchos observatorios de nuestro país las máximas absolutas para un mes de octubre. Se han dado casos muy llamativos como el de Ourense, que entre los días 2 y 5 de octubre batió por cuatro veces consecutivas su record de temperatura máxima de octubre, quedando establecido en 35,2 ºC (5-10-2011) frente al anterior record de 33 ºC (12-10-1963).
También es digno de mención el caso del Observatorio Fabra de Barcelona, donde la máxima absoluta de temperatura de octubre de su serie histórica (iniciada en 1914) fue batida cinco veces, superando también en un par de grados el nuevo record al antiguo.
Es una realidad objetiva, avalada por las observaciones, que los períodos de tiempo primaveral y otoñal están acortándose y perdiendo continuidad, siendo cada vez más frecuentes este tipo de episodios tan extremos. Todo ello bajo el paraguas de un mundo cada vez más cálido.
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