El 19 de octubre NASA reveló el descubrimiento de una intensa lluvia de cometas en el sistema planetario de la estrella Eta Corvi, a tan sólo 60 años luz: el telescopio espacial de infrarrojos Spitzer encontró una banda de polvo de material cometario en la zona interior de este sistema planetario, justo en la zona donde se espera que existan planetas rocosos tipo Tierra. La banda está producida por los restos de impactos cometarios contra planetas. Esta lluvia de cometas estaría aportando gran cantidad de agua y elementos orgánicos a los planetas sobre los que incide.
El sistema de Eta Corvi se encuentra en una fase temprana de su formación, similar a la de nuestro propio Sistema Solar hace unos 4000 millones de años. Hoy día se cree que la mayor parte del agua de nuestros océanos proviene de aquellos cometas que chocaron contra la Tierra durante esta época, trayendo al mismo tiempo una gran cantidad de compuestos orgánicos. Ambos ingredientes parece que fueron indispensables para que surgiera la vida en la Tierra.
Esta lluvia de cometas estaría aportando gran cantidad de agua y elementos orgánicos a los planetas sobre los que incide.
En nuestro planeta el agua permaneció en estado líquido por estar la Tierra en la zona de habitabilidad del Sol. Esta zona se define como el lugar calentado por la estrella a la temperatura justa para mantener el agua en estado líquido: más cerca de la estrella y el agua hierve; más lejos, y tenemos hielo. En el caso de Eta Corvi, su zona de habitabilidad coincide aproximadamente con la zona donde se ha encontrado la banda de restos cometarios, por lo que no parece improbable que haya algún mundo rocoso similar a la Tierra en esa zona de habitabilidad. El estudio de Eta Corvi podrá así proporcionar pistas valiosas sobre los procesos que ocurrieron en las fases iniciales de la formación de la vida en la Tierra.
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