JULI PERETÓ – Lynn Margulis, bióloga evolucionista norteamericana, murió el 22 de noviembre de 2011. Las contribuciones científicas más significativas de Margulis forman parte del canon de la biología contemporánea. Pocos podían presagiar que su artículo On the origin of mitosing cells (1967), que tanto le costó publicar, sería el germen del reconocimiento actual, sin fisuras, de que la simbiosis ha tenido un papel clave en la evolución de las especies.
Una vida entera de sagaz y apasionada exploración de la naturaleza consolidó la teoría endosimbiótica: las células complejas con núcleo (llamadas eucariotas) han emergido por reunión de células bacterianas. Margulis no sólo no dijo nunca que había sido la primera en proponer ésto, sino que estudió y difundió sus venerables y heterodoxos antecedentes históricos, sobre todo los de la escuela botánica rusa.
A pesar de la tristeza del momento, no podemos esconder que también protagonizó controversias sonadas, como cuando trabajó codo con codo con James Lovelock sobre la hipótesis Gaia, cuando ha lanzado sus críticas ácidas sobre el neodarwinismo o al apoyar a autores de ideas sumamente extravagantes o erróneas.
Margulis tuvo una relación muy especial con la Universitat de València, que la incorporó a su claustro de doctores en el año 2001 y le ha publicado diversas obras, como Los inicios de la vida (Bromera-PUV, en valenciano y en castellano). Nos ofreció su generosidad intelectual y la pasión por conocer y dar a conocer la naturaleza. Fue una maestra en el arte de divulgar la ciencia y un ejemplo de cómo dirigirse a los estudiantes y cautivarlos.
Su insistencia en el papel fundamental de los microorganismos, tanto en el funcionamiento de la vida terrestre a escala planetaria como en la evolución de las formas de vida más complejas, hizo de ella una abogada de lo diminuto, de lo invisible. Cosa que a menudo aprovechaba para darnos un baño de humildad y un antídoto contra el antropocentrismo. Porque la vida en la Tierra, incluyendo a los humanos por descontado, depende indefectiblemente del mundo microbiano. Pero el planeta seguiría muy vivo aunque nuestra especie se extinguiera, opción que Margulis consideraba más que probable.
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Hola,
I caldria recordar també que un dels seus «laboratoris» va ser l’Estany de’n Cisó, a Banyoles, on van poder trobar evidències de la teoria de la simbiogènesi, especialment en el bacteri Daptobacter. parlem de l’any 1986. Si voleu recuperar el articles publicats a l’Avui i a El País consulteu:
http://blogs.uab.cat/bctotbiociencies/2011/11/28/en-record-de-lynn-margulis/