La ya célebre ecuación de Drake, formulada por el radioastrónomo Frank Drake en 1961 mientras trabajaba en el Observatorio de Radioastronomía Nacional en Green Bank, Estados Unidos, trata de hacer una estimación del número de civilizaciones de nuestra galaxia susceptibles de poseer emisiones de radio detectables.
Si bien sus estimaciones son optimistas (se calcula que teóricamente habrían millones de civilizaciones), tal ecuación ha sido tildada de simplista o de no admitir que aún desconocemos el valor de muchos de sus parámetros, hasta el punto de que otros científicos han obtenido resultados más a la baja, como una sola civilización en toda la galaxia.
Una de cada millón de estrellas
Uno de los factores del que más evidencia estamos acumulando gracias a la misión Kepler de la NASA ha sido precisamente la detección de planetas que orbitan alrededor de otras estrellas, fuera del ámbito del Sistema Solar, lo cual ha permitido a científicos de la Universidad de California, Berkeley, apuntar directamente sus herramientas hacia esos planetas en busca de indicios de vida.
Para ello emplearon el Telescopio de Green Bank en West Virginia en busca de señales de radio inteligentes en los alrededores de 86 de esas estrellas, la mayoría a más de 1.000 años luz de distancia. A pesar de que la detección resultó ser infructuosa, han publicado una investigación en The Astrophysical Journal en el que estiman, de forma moderadamente optimista, que al menos una de cada millón de estrellas nuestra galaxia debería albergar una civilización capaz de enviar señales de radio.
Tras apuntar las orejas tecnológicas hacia esas 86 estrellas escogidas (sus requisitos debían ser que tuvieran cinco o seis candidatos a planetas en órbita, y que acogieran planetas con condiciones semejantes a las terrícolas, incluidas las temperaturas), permanecieron recopilando datos de emisiones de radio durante cinco minutos en cada estrella.
Dichas emisiones estarían en un rango de frecuencias situadas entre las bandas de televisión y los teléfonos móviles (1,9 a 1,1 GHz). Acto seguido, buscaron indicios de vida inteligente en forma de señales de alta intensidad con un ancho de banda estrecho (5 Hz), es decir, generados exclusivamente de forma artificial. Debido a la inmensa distancia que nos separa de dichos planetas, sólo podrían haber sido detectadas señales que hubiesen sido dirigidas hacia la Tierra de forma intencionada.
Andrew Siemion, astrónomo de Berkley, es optimista a pesar de los resultados empíricos: «No hemos encontrado a ET, pero hemos sido capaces de utilizar nuestra estadística para, por primera vez, poner límites bastante explícitos sobre la presencia de civilizaciones inteligentes que transmitan en la banda de radio donde realizamos la búsqueda».
Para detectar radiaciones no intencionadas de planetas tan remotos, en cualquier caso, deberemos esperar a que se ponga en funcionamiento radiotelescopios como el Square Kilometre Array, mucho más sensibles que los actuales.
Nosotros somos los extraterrestres
En última instancia, lo que están intentando Siemion y sus colegas es lo mismo que intentaba la protagonista de Contacto, de Carl Sagan, la voluntariosa Ellie Arroway, que trabajaba para la SETI en busca de señales de radio inteligentes procedentes del espacio exterior. Finalmente, Arroway hallaba una serie de pulsos que, al convertirse en número decimales, representaban números primos, lo cual denotaba inteligencia.
Pero los seres humanos, además de poner la oreja hacia otros mundos, también han lanzado mensajes semejantes hacia inteligencias que pongan las orejas hacia nuestro planeta. También usando números primos. Por ejemplo, en 1974, el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, emitió un mensaje parecido al de Contacto (una serie de ceros y unos) orientado hacia el cúmulo globular M13 (que se escogió por su gigantesco número de estrellas), con el propósito de aumentar las probabilidades de que el mensaje suscitara el interés de especies inteligentes. El problema, sin embargo, es que M13 se halla a 25.000 años luz, de modo que no se espera respuesta antes de que transcurran, al menos, 50.000 años.
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Ya que mencionas a Ellie Arroway en la pelicula Contact, alguien debería decirle que no salen las cuentas en este fragmento de la pelicula. Dice Jodie en el video, a partir del minuto 1:
Hay 400.000 millones de estrellas solo en nuestra galaxia.
Si una entre un millón tuviera planetas
Y si de esas, una entre un millón tuviera vida
Y si de esas, una entre un millón tuviera vida inteligente,
Habría, literalmente, millones de civilizaciones
Las cuentas no salen, Solo en el primer paso, una entre un millón de 400.000 millones nos daría 400.000 estrellas con planetas, que no llega al millón para tener vida una de ellas.