El próximo Jueves 27 de Abril, Sharon Weinberger dará una conferencia sobre la historia nunca explicada sobre los proyectos llevados a cabo por la agencia de inteligencia norteamericana DARPA. El acto tendrá lugar en la sala Gregori Mayans del MuVIM de Valencia a las 19:30 horas.
En los años 50, en plena guerra fría entre los Estados Unidos y la entonces conocida como Unión Soviética, comenzó una lucha paralela a las tensiones geopolíticas de la Guerra Fría: la conquista del espacio, o como pasaría a conocerse en los libros de historia “la carrera espacial”. El éxito del lanzamiento del primer satélite artificial, el Sputnik I por parte de los soviéticos, marcó un punto de inflexión en el departamento de defensa norteamericano, cuyos responsables veían con estupor los rápidos avances de la tecnología militar rusa. Como respuesta a esta amenaza y bajo el mandato del presidente Dwight David “Ike” Eisenhower, se creó en ese mismo año la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados (ARPA es sus siglas en inglés).
El conjunto de políticos y militares que conformaban el departamento de defensa estadounidense, enseguida entendieron que el avance militar debía estar en sinergia con la ciencia y con la tecnología, sobretodo si querían ganarle la carrera a sus enemigos soviéticos. Para ello, apostaron por financiar el departamento de defensa con grandes paquetes económicos destinados a I+D y a la contratación de científicos de élite alrededor del mundo. Estos científicos en ocasiones habían trabajado para proyectos llevados a cabo en países enemigos. Algunas de las historias de cómo estos científicos llegaron a trabajar para los programas de la agencia ARPA, podrían sacarse de las mejores películas de intriga manufacturadas en Hollywood. La agencia ARPA desarrolló una serie de programas tecnológicos en todas las disciplinas científicas, cuyo último motivo era siempre la seguridad nacional.
En el año 1960, la agencia ARPA transfirió los programas de I+D dedicados a la industria aeroespacial civil a la NASA, fundada dos años antes. De esta manera, la agencia podría centrar todos sus esfuerzos en el desarrollo de tecnología para la defensa de los Estados Unidos de las amenazas internacionales, y sobretodo la detección de misiles intercontinentales. El objetivo de defensa de esta agencia quedó patente cuando en el año 1972 añadió este término a su acrónimo, renombrándose como “Defense Advanced Research Project Agency” (DARPA).
Entre estos proyectos de defensa se encontraba la programa “BAMBI”, un nombre curioso para el fin para el que se había creado: interceptar misiles enemigos en la fase inicial de lanzamiento. Para ello se pretendía construir una red de satélites artificiales, fuertemente armados, orbitando alrededor de la Tierra. En aquel entonces, se consideró el proyecto como demasiado ambicioso, lo que supuso su cancelación. En su lugar nació el proyecto “ARPAT”, que utilizaba drones capaces de elevarse a gran altura y con la capacidad de detectar este tipo de amenazas.
Otro de los proyectos más relevantes de la agencia fue el “Proyecto Vela”. El principal objetivo de este programa era rastrear posibles restos de pruebas nucleares subterráneas, en la superficie terrestre o en la atmósfera. Este proyecto supuso una gran inversión en sismógrafos situados en el subsuelo y en detectores de radiación nucleares (rayos gamma) que se enviarían al espacio en un total de 12 satélites. Estos satélites, que en principio se esperaba que tuviesen una vida útil de 6 meses, estuvieron operativos durante años. Además de detectar posibles detonaciones nucleares, estos satélites detectaron una radiación que provenía de fuentes desconocidas hasta entonces: los estallidos de rayos gamma procedente del espacio. Como es de suponer, este descubrimiento tuvo un gran impacto en el ámbito de la astronomía y la astrofísica.
Pero no sólo encontramos proyectos de detección de amenazas de misiles. La agencia también desarrolló programas que fueron muy polémicos y que forman parte de las sombra de la que hoy en día, se le conoce por sus aportaciones en los avances tecnológicos y por ser el semillero de la industria de la alta tecnología mundial. Uno de estos programas fue el “Proyecto AGILE”, bajo el cual se investigaban las consecuencias del uso de agentes químicos como el herbicida “Agente Naranja” sobre los campos de arroz del sureste asiático, utilizados por los norteamericanos en la guerra de Vietnam.
Mucha de la que hoy consideramos “Alta Tecnología”, fue desarrollada por un conjunto de brillantes científicos reclutados por esta agencia de inteligencia, para los programas de defensa hace 30 o 40 años. Drones, robots con inteligencia artificial, sistemas precisos de geo-localización o ARPANET, precursora de internet, nacieron diseñados para uso militar, y mucha de esta tecnología se ha adaptado para uso civil, convirtiéndose en tecnología imprescindible para todo el mundo.
En el año 2000 la Agencia Central de Inteligencia (CIA) hizo públicos una colección de documentos que hasta esa fecha se guardaban en el más absoluto secreto, y que desvelaba cómo se había forjado la agencia ARPA/DARPA y la tecnología desarrollada en los proyectos. Estos documentos desclasificados han servido a Sharon Weinberger para introducirnos de una manera apasionante en el mundo de la inteligencia norteamericana en el libro “The Imagineers of war”. El libro relata cómo se forjaron las bases de la creación de la agencia de inteligencia norteamericana 20 años antes de su fundación, con el lanzamiento de las bombas nucleares “Little Boy” y “Fat Man”. El hilo conductor del relato es delegado por la autora a los personajes más influyentes y poderosos dentro de la agencia, dejando entrever que detrás de los grandes hitos tecnológicos, existía una complicada trama política, militar y científica, en una agencia cuyos programas se veían constantemente sujetos a las modificaciones de las situaciones geopolíticas del momento, de la política federal y de los constantes cambios en las prioridades de luchas de los Estados Unidos.
No comments yet.