La Cova de l’Autopista, descubierta en 1984 por los miembros del Grupo de Espeleosocorro, Lorenzo Martínez y Rafael Matoses, se sitúa junto a Gandía y constituye la cavidad de mayor longitud acumulada de toda la Comunitat Valenciana.
Hasta la realización de las voladuras que permitieron el hallazgo fortuito de la cueva, ésta permaneció oculta, sin que hasta la fecha tengamos conocimiento de ningún otro acceso natural. Por ello, dado que en su formación permaneció sellada y en condiciones estables, el interior de la cueva nos ofrece varios tipos de concreciones y formaciones cristalinas de incomparable belleza y rareza.
Esta cueva es un auténtico laberinto de galerías, gateras y corredores en el que con extrema facilidad uno puede perderse. Los primeros informes, publicados entre 1987 y 1991, fueron realizados por el Grup Espeleològic Murta, Speleo Club Alpino Valenciano y el Club Universitario de Montaña. Sin embargo, sólo en 2002 Miguel Guerrero y el que suscribe estas líneas, acompañados por otros compañeros, realizamos más de treinta incursiones con el objetivo de topografiarla, llegando a estar en muchas ocasiones trabajando en ella más de diez horas seguidas, en zonas cada vez más apartadas de la entrada. Con ello y el arduo trabajo realizado posteriormente por Miguel Guerrero, conseguimos topografiar cerca de 7,5 kilómetros de túneles, si bien aún queda trabajo por realizar. Tengamos en cuenta que la segunda cueva más extensa de la Comunitat Valenciana, la de Sant Josep de la Vall d’Uixó, cuenta con 2,7 kilómetros conocidos. Muy lejos quedan del sistema de Mammoth Cave (Kentucky, EE.UU), de 590 km. de longitud acumulada.
En la cueva podemos ver helictitas, un tipo de extrañas estalactitas excéntricas que poseen un canal central a través del cual puede pasar el agua pero que, según los ejes de cristalización y la aparición de poros laterales al canal de aporte hídrico principal pueden desarrollarse en cualquier dirección. Así, las helictitas parecen desafiar la gravedad, pues pueden crecer en horizontal (hemos visto de más de medio metro), en vertical, o retorcese en múltiples direcciones creando formas caóticas.
También podemos encontrar, como sucede en el Mar de Coral, suelos traslúcidos formados sobre un nivel de agua estable gracias al polvo y la calcita depositadas en su superficie durante cientos de años, pero ahora colgados al cambiar el nivel de agua. El proceso de formación continúa en algunos puntos, donde podemos ver rellanos alrededor de estalactitas. Por debajo de estos suelos hallamos preciosos cristales poligonales con forma de abeto, probablemente constituidos por concreción cuando dicho espacio aún se hallaba inundado.
En lugares como el Jardí y la Sala Blanca, destacan formaciones de aragonitos aciculares y coraloides de casi medio metro de diámetro en algunos casos. Estas formaciones cristalinas, en forma de erizo, se desarrollan cuando se llega al límite de la sobresaturación de la calcita y ésta se alcanza con rapidez.
El lugar más lejano de la entrada de la cueva, lo bautizamos con el nombre de Sala remota. Para llegar allí hay que recorrer cerca de 650 metros, cruzando numerosas gateras, algunas realmente incómodas. Muy cerca de esta sala podemos ver un suelo con formaciones cristalinas poligonales que, a la luz de las linternas, emiten fascinantes destellos.
Por último, prescindiendo de otros lugares en los que también hallamos aragonitos, helictitas, estalagmitas, estalactitas, banderolas, coladas, gours, etc., hay que mencionar la Sala de les Meravelles. Aquí encontramos estalactitas de varios metros, estalactitas-helictitas y coladas de muchos metros de longitud. Las coladas se desarrollan cuando el agua presenta un flujo laminar sobre una superficie de acusada pendiente, lo cual facilita la pérdida de CO2. Esta sala contiene, además, una sima de 40 metros de profundidad, el Pou de l’alucine.
Desde mis primeras visitas a la cueva en 2002 hasta hoy, he podido comprobar un incremento notable de suciedad en el interior así como desperfectos en las formaciones, principalmente en las zonas de más fácil acceso. Por ello, debo aprovechar estas líneas para hacer un llamamiento a todos aquellos grupos espeleológicos o excursionistas que se introduzcan en la cova de l’Autopista, para que la respeten y la conserven.
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Aquesta cova és una meravella, seria una llàstima que la malveren. Si no està tancada al públic, serà prompte un femer. Més valdria que fora poca coneguda, un abraça i adéu.