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Biobomba de relojería

Censurada la publicación de una controvertida investigación sobre una peligrosa cepa del virus de la gripe aviar modificada. El mundo científico está en revolución.

LUCA TANCREDI BARONE – ¿Debería ponerse algún tipo de límite a la investigación científica? La pregunta no es nada baladí, sobre todo cuando se habla de un virus con la potencialidad de matar a millones de personas. La semana pasada, dos grupos de investigadores internacionales aceptaron a regañadientes eliminar fragmentos de sus artículos científicos, pendientes de publicación en dos importantes revistas científicas, para evitar que los resultados fueran utilizados por bio-bandidos.


La gripe aviar y la porcina
El virus que constituye el foco de atención, el H5N1, es el de la gripe aviar, que ha causado estragos entre millones de aves y hasta la fecha ha afectado a cerca de 600 personas, de las que casi la mitad fallecieron.  Este esporádico contagio humano solo ocurría a raíz de un contacto con animales. En 2009 otro virus de la misma familia, el H1N1, hacía desencadenar todas las alarmas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya que, debido a una mezcla de material genético proveniente de una cepa aviar, dos cepas porcinas y una humana, dio un salto entre especies (al principio solo circulaba entre los cerdos). Este nuevo virus empezó a propagarse descontroladamente entre seres humanos, hasta que la propia OMS decretó formalmente el estatus de pandemia (que, hay que recordar, simplemente define la extensión geográfica y no la gravedad de la enfermedad). El número de víctimas mortales fue alrededor de 15 mil personas (1 de cada 10 mil afectadas), cantidad relativamente baja si la comparamos con el número de víctimas de la gripe estacional cada año: entre 250 y 500 mil en todo el mundo (por un total de entre 3 y 5  millones de afectados graves).

Influenza A virus, el virus que causa la gripe aviar. Micrografía electrónica de transmisión de viriones en tinción negativa (claros sobre fondo oscuro). (Fuente: Dr. Erskine Palmer, Imagen de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades).

Hubo mucha polémica y teorías conspirativas en relación con las actuaciones de la OMS, ya que fue fácil achacar a los intereses de las grandes industrias farmacéuticas productoras de la vacuna la decisión de declarar la pandemia por parte de la organización. España gastó 94 millones de euros comprando millones de dosis de la vacuna.


Basta con cambiar 5 puntos del genoma…
Sin embargo, la investigación que ahora está avivando el debate parece demostrar que con solo cinco modificaciones en el limitado genoma del virus (unos pocos millares de bases, los ladrillos que constituyen su ARN), se puede transformar el relativamente benigno H5N1 en un peligroso virus para los seres humanos transmitido muy eficazmente por aire. Contra esta variante ninguno de nosotros tendría defensas, ya que la gripe estacional normal (e incluso la terrible gripe de 1918, que se llevó la vida de millones de personas) son del tipo H1 (H y N indican el nombre de dos tipos de proteínas en la superficie celular) y no H5 – de ahí la alta mortalidad en los pocos humanos afectados por la gripe aviar.

La investigación fue anunciada en septiembre en un congreso científico en Malta por un grupo de investigadores liderados por el virólogo Ron Fouchier del Erasmus Medical Center de Róterdam, y el artículo en el que se hablaba de ella se envió a la revista estadounidense Science para su publicación. Otro grupo de investigadores, liderado por Yoshihiro Kawaoka de la Universidad del Wisconsin, envió un artículo sobre el mismo tema (cuyos detalles no han trascendido) a la británica Nature.


Las ocho piezas del genoma de la gripe
El genoma de la gripe en todas sus variantes (animales y humanas) tiene la peculiar característica de estar dividido en ocho partes distintas; durante la reproducción del virus, cada una de las piezas se copia por separado en el núcleo de la célula invadida por el virus-parásito. Al final del proceso, las ocho piezas se vuelven a incorporar dentro de una membrana para formar un nuevo virus. Sin embargo, si la célula está afectada a la vez por distintos tipos de virus de gripe (animales o humanos), puede que las diferentes piezas se mezclen y surja un virus más agresivo. Hasta ahora, muchos científicos creían que solo las variantes H1, H2 y H3 podían causar pandemias entre humanos, y no la H5. Fouchier y sus colegas parecen haber desmentido esta idea.

Estos científicos han modificado puntos concretos del genoma del virus para averiguar si se facilitaba la transmisión entre hurones, que tienen un sistema respiratorio muy parecido al nuestro, pero no lograron resultados concluyentes. Así que cambiaron la estrategia por una más “estúpida”, como admitió el mismo Fouchier. Empezaron a tomar virus de los hurones infectados para contagiar a otros, hasta que –después de solo diez de estas transmisiones– el virus se había modificado evolutivamente lo suficiente como para transmitirse por aire de un hurón a otro. Cuando analizaron el genoma del virus más contagioso, se dieron cuenta de que las modificaciones en la secuencia de ARN solo eran cinco.

“Lo extraño es que no haya ocurrido ya en la naturaleza”, explica Fernando González Candelas, catedrático de genética en la Universitat de València. “Puede incluso que cepas parecidas hayan aparecido en su reservorio natural –las aves– pero no hayan afectado todavía a humanos. Ello pone de manifiesto la necesidad de mantener un elevado nivel de atención: 5 cambios en un virus muy variable, con solo una decena de millares de bases, justifica las medidas de precaución de la OMS”.


¿Censura?
Por primera vez, el gobierno estadounidense ha interferido directamente en una investigación biomédica. La agencia NSABB (“Comité nacional de asesoría científica sobre bioseguridad”), de carácter meramente consultivo, ha pedido a los científicos que publicasen sus artículos sin los detalles necesarios para reproducir el experimento, a pesar de reconocer que “las ventajas para la seguridad de la salud pública [de estos estudios] puede que sean importantes”.

En 2003 Nature y Science firmaron junto con otras revistas una declaración de autocensura preventiva para “gestionar responsable y eficazmente los casos de amenazas a la seguridad”.

Parece que el momento de aplicar esta censura ha llegado. En sendas afirmaciones públicas, se han declarado dispuestos a acatar las recomendaciones, siempre y cuando se identifique un mecanismo para “garantizar el acceso de científicos responsables” a toda la información necesaria para reproducir el experimento. «La contienda ha estallado» comenta González Candela, “el debate está servido, y el editorial que se va a publicar nos permitirá contribuir con opiniones de quienes investigan a diario”.

Imagen de microscopía electrónica del virus H1N1. Estos virus tienen aproximadamente 80–120 nanómetros de diámetro. Imagen: Wikipedia

En todo caso, como subraya un artículo de la propia Nature, y que avala el virólogo valenciano, es improbable que haya bioterroristas potenciales (al fin y al cabo, solo hubo 22 casos de ántrax después del 11-S) y hasta “sería peligroso para su propia seguridad manejar este tipo de herramientas”, dice González Candela.

A pesar de que en estas investigaciones hay involucradas más de un centenar de personas y de que sería imposible mantener un secreto en estas condiciones, hay quienes sugieren que este tipo de investigación se lleve a cabo en laboratorios muy seguros. Existe de momento un sistema de seguridad clasificado en 4 niveles. Los laboratorios de mayor seguridad son muy pocos en el mundo. Según estudiosos del Centro de Bioseguridad de la Universidad de Pittsburg, se puede «perdonar el bollo por el coscorrón» en este caso, ya que las ventajas de semejantes investigaciones “no compensan los riesgos”.

Sin embargo, uno de los científicos del Erasmus Center de Róterdam, Albert Osterhaus, ha declarado a Science que la decisión de limitarles es una decisión “sin precedentes” y que la salud pública solo se puede defender eficazmente si la información circula.

Antonio Lazcano Araujo, catedrático de Origen de la Vida en la Universidad Nacional Autónoma de México cree que la propuesta del NSABB “peca de ingenua”.  Y añade: “Aunque no se publiquen los detalles de cómo fabricar los mutantes del virus, no sería difícil replicar la metodología. El problema de fondo es otro: el desarrollo de las ciencias de la vida nos plantea día a día interrogantes y situaciones completamente inéditas. Lo que hay que promover es una discusión abierta y democrática, para disipar temores injustificados y establecer reglas que permitan a una sociedad civil informada definir los límites y alcances de una investigación que, hagamos lo que hagamos, nunca se detendrá”.

“Es más fácil que sea la naturaleza quien cree una gripe altamente patógena que los humanos”, declara Peter Pelese del Mount Sinai School of Medicine de Nueva York en la revista New Scientist. Por eso Daniel Pérez, de la Universidad de Maryland, añade que este tipo de investigaciones “genera más bioseguridad, y no menos”, ya que nos enseña qué aspecto tienen las mutaciones del H5N1. “Solo con la publicidad de este tipo de investigaciones podemos esperar conseguir una vacuna eficaz”, concluye González Candela. Como explica Frederick Hayden, de la School of Medicine de la Universidad de Virginia, la pregunta no es “si”, sino “cuándo” surgirá la próxima pandemia más mortífera de gripe.

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  1. Biobomba de relojería - 27 enero, 2012

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