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Historia, Meteorología

Redes meteorológicas 2.0

Teléfono móvil mostrando una aplicación meteorológica.

Teléfono móvil mostrando una aplicación meteorológica.

La Meteorología es una ciencia relativamente moderna, que no dio su gran salto hasta mediados del siglo XX, gracia a la aparición de los ordenadores. Un siglo antes, hacia 1850, se disponía ya de una red de estaciones meteorológicas propiamente global, si bien por aquel entonces, salvo en EEUU y en Europa, en el resto de zonas continentales apenas había puntos de medida, por no hablar de los océanos (el 71% de la superficie terrestre), donde no se disponía prácticamente de ningún tipo de información meteorológica. A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del XX, la red global de estaciones y observatorios meteorológicos se fue haciendo más densa y empezaron también a realizarse sondeos meteorológicos en algunos lugares del mundo que fueron proporcionando datos de diferentes niveles atmosféricos. La ciencia meteorológica progresaba en paralelo a la observación cada vez más completa y detallada de la atmósfera, si bien seguía habiendo grandes lagunas de información.

Esto último empezó a cambiar a partir de los años 60 del siglo XX, con la puesta en órbita de los primeros satélites meteorológicos. La cobertura global que empezaron a proporcionar, junto al desarrollo de los ordenadores, dio el espaldarazo definitivo a la predicción meteorológica, que debe en gran parte su éxito a la ingesta de millones de datos por parte de los modelos numéricos de circulación global. La información meteorológica –tanto observaciones como pronósticos– fluye constantemente a nuestro alrededor, no en vano es una de las informaciones más demandadas.

El tiempo al alcance de tu mano.

El tiempo al alcance de tu mano.

Con la llegada de Internet, el acceso a la información meteorológica se universalizó. Dejó de ser necesario estar pendientes de los medios de comunicación tradicionales para conocer la previsión del tiempo. Bien es verdad que los espacios del tiempo de TV siguen ocupando una importante parcela, manteniéndose como servicio público. Fueron surgiendo cada vez más páginas web de Meteorología que, con el paso de los años, han permitido acceder a todo tipo de información, incluidas las predicciones meteorológicas para cualquier lugar del mundo hasta diez e incluso más días vista. Estas predicciones, en la mayoría de los casos, se generan automáticamente, a partir de la lectura directa de los datos que ofrecen los anteriormente citados modelos numéricos.

Con la llegada de Internet, el acceso a la información meteorológica se universalizó.

En esta imparable carrera, el último paso ha sido el uso masivo de los smartphones y la descarga de todo tipo de aplicaciones meteorológicas. Según un reciente estudio de Nielsen, el 60% de las descargas a través de estos dispositivos móviles son aplicaciones vinculadas a la Meteorología. ¿Quién no lleva alguna en su móvil? Las hay desde las que nos ofrecen los últimos datos meteorológicos del lugar en el que estamos y la predicción en las próximas horas y días, hasta las que nos avisan, por ejemplo, de que la lluvia es inminente, como la popular “Rain alarm”.

Smartphone con un pequeño anemómetro de cazoletas acoplado, lo que convierte al terminal en una pequeña estación meteorológica.

Smartphone con un pequeño anemómetro de cazoletas acoplado, lo que convierte al terminal en una pequeña estación meteorológica.

Desde hace algún tiempo se está viendo la potencialidad de las tupidas redes de telefonía móvil para mejorar las redes meteorológicas tradicionales. Por un lado, los teléfonos móviles terminarán convirtiéndose en pequeñas estaciones meteorológicas, cada vez más completas. Ya existen terminales que llevan incorporados sensores capaces de medir con precisión distintas variables meteorológicas, así como aplicaciones que permiten gestionar la información obtenida con ellos. No es descabellado pensar que en el plazo de unos cuantos años se dispondrá de una red meteorológica 2.0 que podrá aportar también datos al Sistema Mundial de Observación de la OMM (Organización Meteorológica Mundial).

Las redes de telefonía móvil también pueden tener otros usos meteorológicos. Recientemente, unos investigadores de los Países Bajos han llevado a cabo un estudio en el que han demostrado que dichas redes podrían ser utilizadas como redes de medición de la pluviometría. Las gotas de lluvia en su caída interceptan las señales de microondas que son enviadas de unos a otros repetidores de telefonía móvil, cuyo número es bastante mayor que el de los pluviómetros. Analizando la manera en que dichas microondas son alteradas se puede estimar la cantidad de lluvia que cae en una determinada región.

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