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Entrevista a Juan Fabregat


«No hay ninguna posibilidad de que un asteroide destruya la Tierra o la aparte de su órbita»

Entrevista-meteoritos

Doctor en Ciencias Físicas, Juan Fabregat (Valencia, 1961) es catedrático de Astronomía y Astrofísica de la Universitat de València y miembro del Proyecto de Investigación de Excelencia Prometeo de la Generalitat Valenciana “Pruebas Observacionales del Modelo Cosmológico Estándar”. Es especialista en las fuentes binarias de rayos X  y en el origen y formación de los cuerpos celestes, entre otras materias, y ha trabajado en las universidades de Southampton y Hertfordshire (Reino Unido) así como en el Observatorio de París. Es autor de dos libros y más de cincuenta artículos de investigación en revistas internacionales y ha impartido más de un centenar de conferencias de divulgación. Fue miembro fundador de la Sociedad Española de Astronomía y forma parte de la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos.

JuanFabregat

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PREGUNTA ¿De dónde proceden esos asteroides que orbitan cerca de la Tierra y que en un momento determinado pueden caer sobre ella?
RESPUESTA Los asteroides son restos de la formación de nuestro sistema solar. Durante la configuración de los planetas quedaron pequeños cuerpos sueltos, la mayoría entre las órbitas de Marte y Júpiter, que eventualmente pueden aproximarse a la Tierra y chocar contra ella produciendo una catástrofe como ha ocurrido en ocasiones en el pasado. Se han descubierto varios cientos de miles, pero se estima que pueden quedar por detectar más de un millón de tamaño muy pequeño.

P. ¿Existe la posibilidad de que un gran asteroide destruya la Tierra o ese es un peligro que queda para las películas de ciencia ficción?
R. En la actualidad, todos los cuerpos capaces de provocar un desastre a escala planetaria están controlados y, por tanto, no existe la posibilidad de que un gran asteroide destruya la Tierra o la desvíe de su órbita tras impactar contra ella. En realidad, una colisión de esa magnitud solo se produce una vez cada cien mil años y en el caso de un cometa de ese tamaño el choque se produce cada medio millón de años.

En la actualidad, todos los cuerpos capaces de provocar un desastre a escala planetaria están controlados y, por tanto, no existe la posibilidad de que un gran asteroide destruya la Tierra o la desvíe de su órbita tras impactar contra ella.

Hay otros cuerpos que no son lo suficientemente grandes para “romper” la Tierra o apartarla de su órbita, pero que por su tamaño, entre cien y quinientos y metros, podrían producir los efectos de una bomba atómica y destruir una zona del tamaño de entre una gran ciudad y una región.

P. Entonces, ¿podemos dormir tranquilos?
R. Por supuesto que sí. El avanzado estado de los proyectos de investigación espacial, que tratan de conocer todo lo que pueda suponer un peligro, permiten garantizar que nuestro planeta está en una situación bastante segura. Los programas de investigación de los que se dispone han permitido controlar los grandes asteroides que, por su tamaño, son más fáciles de detectar. Por lo tanto, los conocemos y sabemos que en el futuro próximo no existe ninguna posibilidad de un impacto catastrófico contra la Tierra.

P. ¿Se puede garantizar al cien por cien la seguridad de los habitantes de nuestro planeta?
R. No. No puede garantizarse la seguridad por cuanto existen asteroides que, por su tamaño pequeño, son difíciles de detectar, aunque su peligro es comparable al daño que pueda provocar la caída de un avión o un pequeño terremoto. Siempre se puede escapar al control un asteroide pequeño, pero el daño sería menor. Excepto para ese mínimo nivel de destrucción, comparable con el que causaría la caída de un avión o una pequeña catástrofe natural, los grandes asteroides están bien controlados.

P. ¿Qué peligro comportan esos planetas que se siguen descubriendo llamados “objeto próximo a la Tierra”, también conocidos como NEO (Near Earth Object)?
R. Los NEO son unos cuerpos de entre cien y doscientos metros que provocarían una catástrofe local si cayeran en una zona poblada. Los programas de investigación descubren y catalogan todos los objetos de ese tamaño, siendo ese el actual límite de seguridad, por lo que cada cierto tiempo se produce una alerta. Como, por ejemplo, la del “Apophis”, un asteroide que se aproximará mucho a la Tierra en 2029 y 2036, pero que no impactará, aunque si lo hiciera solo produciría una catástrofe local.

P. En el caso de que se detectara un asteroide que por su tamaño pudiera poner en peligro nuestro planeta, ¿se cuenta con tecnología para alejarlo de la Tierra?
R. Existen ya programas de defensa contra una catástrofe ante la detección de un asteroide que pudiera chocar contra nuestro planeta. Aquí el tiempo es un factor clave puesto que las posibilidades aumentan si la detección se produce con varios años de antelación a la probable colisión. El más primario consiste en el lanzamiento de naves espaciales para desviar o destruir el asteroide mediante bombas nucleares. Es un sistema que rechazo por peligroso, porque la idea de romperlo no es la más adecuada, ya que muchos de sus fragmentos caerían a la Tierra provocando daños muy grandes.

P. ¿Qué otras alternativas menos peligrosas existen?
R. Están los proyectos que desarrollan las agencias espaciales, como el que realiza la empresa española “Deimos”, con el ex astronauta Pedro Duque al frente, que proponen técnicas para desviar los objetos peligrosos de sus órbitas. Son unas misiones técnicamente factibles aunque muy caras.

P. ¿En qué consisten esas tecnologías?
R. Una de ellas se basa en el envío al asteroide de un cohete que, tras posarse en él, mantuviera su motor activo para empujar el planetoide. Como la masa del asteroide no es grande, su órbita iría cambiando poco a poco hasta evitar la Tierra si se le comunicara una pequeña energía. Otra técnica radica en la construcción de una gran nave espacial que, por la gravedad de su masa, también tirara de un asteroide de hasta 200 metros de tamaño y lo obligara un poco a seguirla, desviando así su órbita.

P. Esas son técnicas destinadas a asteroides de masa fundamentalmente sólida. ¿Existe también alguna para objetos de constitución volátil?
R. Sí, hay una tercera técnica que serviría para asteroides cuya composición es principalmente el hielo. Consiste en reflejar la luz del Sol sobre un lugar concreto del objeto mediante un espejo. La comunicación de energía produciría una sublimación del material y se evaporaría el hielo, por lo que al salir el vapor la conservación del centro de masas empujaría al asteroide fuera de su órbita.


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