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Los retos de la investigación y la política científica, a debate

Compartir la experiencia cotidiana de la labor investigadora, exponer los retos y las salidas que plantean las diversas disciplinas desde los centros de investigación y analizar la actual política científica fueron las claves del debate enmarcado en el Encuentro de Excelencia, organizado por el consorcio VLC/Campus Valencia International Campus of Excellence, formado por la delegación valenciana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad Politécnica de Valencia y la Universitat de València, y en la programación de Claustre Obert, promovida por el Vicerrectorado de Cultura e Igualdad de la UV.

Bajo el título La investigación: retos, futuro y política científica, la mesa de debate, que tuvo lugar el pasado 15 de julio en el Paraninfo del Centro Cultural La Nau, contó con la participación de siete investigadores de diversas disciplinas como la física, la química, la botánica o la ingeniería, cuyas investigaciones de excelencia se enmarcan en su mayor parte en el Programa Prometeo la Generalitat Valenciana. Los profesores José Campany, Eugenio Coronado, José Francisco Duato, Eva Barreno y Juan Antonio Fuster representaron el panorama científico valenciano, mientras el director de la División Teórica del Instituto Max-Planck, Juan Ignacio Cirac, galardonado este año con el Premio Wolf en Física, ayudó a contrastar el escenario de la investigación en Alemania, uno de los países con mayor tradición científica en Europa.

El análisis sobre la situación a la que se enfrentan los que comienzan la carrera científica estuvo a cargo del colectivo Joves Investigadors, representado por la traductora e investigadora Irene de Higes. El encuentro, asociado a la XXXIV Reunión Bienal de la Real Sociedad Española de Física, fue presentando por el catedrático de Astronomía y Astrofísica de la UV y coordinador de conec.es, Vicent J. Martínez, y moderado por el vicerrector de Cultura e Igualdad, Antonio Ariño.

“Debemos promocionar el modelo multidepartamental para abordar los retos actuales”

El director del Instituto de Ciencia Molecular del Parc Científic de la UV, Eugenio Coronado, fue el encargado de abrir el debate. Dedicado a un campo intermedio entre la física y la química, su trabajo aprovecha conceptos de ambas áreas para desarrollar nuevos materiales y aplicaciones en la nueva tecnología molecular. A partir de la aplicación de procedimientos alternativos a la computación clásica como la física cuántica, que conseguirá sistemas de información y comunicación más eficientes que los actuales, los retos se encuentran en campos como la medicina, en el caso de la aplicación de la nanotecnología al diseño de “fármacos a la carta” que podrán dirigirse a determinadas zonas del cuerpo, y la electrónica, para la reducción de tamaños de los componentes y el aumento de la velocidad de procesado de información. Para afrontar esos desafíos, Coronado apuntó la necesidad de formar grupos de investigación más multidisciplinares que superen las áreas de conocimiento clásicas, y advierte que para conseguirlo “la universidad española tiene que cambiar su estructura científica”. “Todavía tiene un sistema muy departamental. Los parques científicos intentan salirse de ese tipo de estructura, pero siguen siendo una decoración, nadie sabe desde el punto de vista científico qué hacer con ellos. Debemos promocionar el modelo multidepartamental para abordar los retos actuales, de lo contrario nos quedaremos anquilosados”.

“La creación de sexenios de excelencia y de trasferencia incentivarán una mayor producción científica de calidad”

El ingeniero industrial y catedrático de Arquitectura y Tecnología de Computadores de la UPV, José Francisco Duato, se refirió a la ingeniería como un campo que intenta darle forma al conocimiento científico de otros colectivos para convertirlo en un producto comercial. “En el caso de las nuevas tecnologías para acelerar la computación, nos encargamos de  organizar los diversos componentes con el fin de conseguir las máximas prestaciones, el mínimo consumo y el mínimo volumen”. Más que un reto científico, el principal objetivo de su labor se centra en poder determinar las tendencias de las empresas dominantes del mercado para anticiparse con soluciones desde la investigación. “No sólo hemos conseguido desarrollar algunos resultados que han sido incorporados en supercomputadores, sino que formamos jóvenes que se colocan con facilidad en los laboratorios de investigación de las empresas multinacionales. Pero lo lamentable es que no se puedan colocar en España”, indicó Duato, quien calificó de “deplorable” que el esfuerzo del trabajo científico no siempre encuentre la valoración adecuada en la sociedad.

“Un aspecto fundamental para que se nos valore más es el retorno de lo que invierte la sociedad en nosotros. No podemos limitarnos a publicar artículos y que nos vean como un pozo sin fondo. Como colectivo debemos preocuparnos más de la trasferencia de conocimiento de los resultados que generamos como lo es desarrollar tecnología que se implante en productos, patentes, nuevas normas y leyes que mejoren la sociedad”. A modo de incentivo, a partir de complementos como el sexenio, “que han fomentado notablemente la investigación en España”, el catedrático y premio Jaume I de Nuevas Tecnologías de 2006 recomendó la creación de sexenios de excelencia y de trasferencia que motiven una mayor producción científica de calidad.

“En Alemania las empresas valoran mucho la carrera científica”

El director del Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia de la UPV, José Capmany, considera imprescindible potenciar las actividades de desarrollo, innovación y trasferencia de conocimiento, que son junto con los equipos de investigadores de excelencia “el mejor embajador” de la ciencia frente a la sociedad. “Sólo desde una actitud integradora de todas las actividades del I+D+i conseguiremos la unión necesaria para lograr que nuestro sistema sea robusto”. Tan importante como desarrollar el I+D+i, apuntó Capmany, es la labor divulgadora de los resultados para superar “la falta de simbiosis” entre la ciencia y la sociedad. “Así se conseguirá que nuestra ciudadanía se implique decididamente a nuestro favor, y pasará a ser un ítem real de la agenda política al que no tendrán más remedio que atender”. Catedrático de Fotónica y Comunicaciones Ópticas, Capmany destaca como retos importantes a corto plazo incrementar la capacidad de las redes con la aparición de nuevas fibras multinúcleo, un material revolucionario que incorpora en paralelo diversos canales de comunicación. “Trabajamos en la interacción de esas comunicaciones por fibra y el segmento final vía radio. Hay que realizar una tecnología que adapte esa transición de modo que el usuario final no lo perciba”.

Para la catedrática de Botánica de la UV, Eva Barreno, el reto de la investigación debe pasar por la “interdisciplinaridad”. “Aunque me formé en Ecología y mi especialidad sea la Liquenología, he pasado por muchas otras especialidades como la genómica y la fisiología de los organismos, porque el reto en la investigación en mi campo es tener una perspectiva integradora”. El equipo de Barreno, formado por fisiólogos, genéticos, ecólogos y microbiólogos, ha empezado a estudiar nuevas simbiosis de los líquenes. “Estos organismos no nacen sólo de la asociación mutualista entre un hongo y un alga, sino que pueden participar muchas algas con capacidades fisiológicas distintas, permitiendo adaptarse a ambientes más o menos extremos”, explicó la catedrática de botánica, quien destacó la importancia de los líquenes como bioindicadores de los sistemas forestales. “Los líquenes detectan la desestabilización de un sistema forestal 20 años antes de que empiecen a mostrarse sus síntomas”. Formada en Estados Unidos y Alemania, Barreno observó que la investigación de calidad en su campo se ha revalorizado en los últimos años en esos países. “Las instituciones tienen que favorecerla, y aquí no está favorecida. Estamos estudiando las posibilidades biotecnológicas de los hongos y microalgas, y estamos hablando con empresas, pero no puedo enseñar esas áreas a los estudiantes de la UV.  Es necesario que se replanteen los planes de estudio”.

“Ahora podemos perder el alto nivel conseguido en los últimos 30 años para competir interncionalmente”

Intentar observar el mundo que no se ve, el microscópico, para acceder a las leyes de la Física distintas a las ya conocidas que permitan optimizar el procesado de la información es el gran desafío que plantea la investigación en Física Cuántica, como observa Juan Ignacio Cirac. “Es un tema de investigación básica, cuyos retos fundamentales consisten en desarrollar la tecnología que permita dominar el mundo microscópico, conocer sus leyes para establecer una teoría de cómo manejar la información a través de la física cuántica y ver las aplicaciones que tiene en la sociedad”.

Ignacio Cirac. Foto: Instituto Max Plank

Ignacio Cirac. Foto: Instituto Max Plank

El investigador del Instituto Max-Planck de Óptica Cuántica en Garching (Alemania) afirma sentirse un privilegiado al contar con “un apoyo total no sólo de la institución a la investigación, sino de la sociedad a la ciencia, y ésa es la gran diferencia con lo que pasa en España”. Cirac llegó en 2001 a Alemania, a la que considera “un ejemplo” en el campo de la ciencia y la tecnología. “Como consecuencia de la crisis producida por la unión del Este y el Oeste, nos congelaron el sueldo y nos quitaron las pagas extra, pero nuestra investigación nunca se vio perjudicada. Los partidos políticos pactaron en un acuerdo de Estado defender el presupuesto de investigación y se comprometieron a incrementarlo un 3% por año, gobernase quien gobernase. Al cabo de siete años los presupuestos subieron al 5% anual”. Otra de las diferencias que detecta Cirac entre la investigación alemana y española se encuentra en la consideración social de la carrera científica en el mercado laboral. “Cuando alguien hace investigación en cualquier centro de Alemania no viene con el único objetivo de hacer una carrera científica, sino como un paso para encontrar un puesto de trabajo mejor en la industria. Gente que trabaja conmigo en física cuántica, luego se coloca en Siemens, Bosch o BMW. Las empresas valoran mucho que la gente se especialice en varios campos, sea versátil, hable idiomas y participare conferencias. Queda muy lejos de la valoración de los científicos que se tiene en España”.

“La ciudadanía tiene derecho a que nuestros conocimientos repercutan en la sociedad”

En el campo de la Física de Partículas, el profesor investigador del CSIC y del Instituto de Física Corpuscular, Juan Antonio Fuster, recordó la génesis del modelo estándar tras 50 años de trabajo en métodos experimentales gracias a un gran esfuerzo de recursos destinados a la ciencia básica. La pieza que faltaba por encajar en el puzzle del estudio de la materia, el bosón de Higgs, cuyo descubrimiento se publicó hace un año, significa para Fuster “una puerta abierta a todo un mundo nuevo. Si es el bosón de Higgs o no lo es, hay que investigarlo y vamos a necesitar máquinas más potentes y más programas científicos. La física de partículas tiene un campo de trabajo de entre diez y veinte años para entenderlo con suficiente precisión, y requiere un gran esfuerzo de investigación”. La necesidad de recursos para infraestructuras más potentes abre en el plano internacional el debate de globalizar la inversión y distribuir las investigaciones en diversas zonas del mundo. Tras las  grandes instalaciones de los aceleradores, Fuster resalta la gran labor en formar personal especializado. “Los aceleradores, que pueden aplicarse a disciplinas como la biología, la energía nuclear o la medicina, son útiles tanto para la investigación como para el mercado. Su industria mueve alrededor de 10.000 millones de dólares anuales. Los países que tienen ese potencial son los que desarrollan grandes instalaciones con personal que les llega formado en los grandes aceleradores”. Sin embargo, este investigador en física de partículas lamenta la situación de la ciencia en el marco estatal. “La física cuántica atraviesa un momento excelente, pero en España no se acompaña al mismo nivel económico, y ahora podemos perder el alto nivel que hemos conseguido durante los últimos 30 años para poder competir internacionalmente”.

Para abordar las dificultades de los jóvenes científicos en el inicio de la carrera investigadora, el debate contó con la participación de la asociación Joves Investigadors, cuya portavoz, Irene de Higes, traductora e investigadora en la Universitat Jaume I de Castelló, leyó una carta elaborada entre todos los compañeros del colectivo. En un contexto en el que el presupuesto del I+D+i para 2013 supone “menos de una cuarta parte del dedicado a salvar la banca”, De Higes lamentó que los jóvenes investigadores se encuentran con “grandes obstáculos”, destacando que la oferta pública de empleo en organismos de investigación ha pasado de 681 plazas en 2007 a 15 en 2013. “Nuestro colectivo aboga por invertir en todas las áreas, de lo contrario peligra la ciencia básica, no obstante nos preguntamos si sería más adecuado repartir la financiación entre muchos grupos de investigación para diversificar los resultados o concentrarla en los grupos que auguran en principio posibilidades de trasferencia”. “No sentimos todo el apoyo que esperábamos de las personas que ostentan cargos de responsabilidad, y dentro de las instituciones académicas cuesta que se escuchen nuestras propuestas y es difícil mantener un debate abierto y horizontal sobre cómo diseñar la carrera investigadora o sobre qué líneas debe priorizarse”, observó De Higes, quien concluyó que el colectivo Joves Investigadors lucha por vivir de la investigación. “Porque nos apasiona y porque creemos que la ciudadanía tiene derecho a que nuestros conocimientos, cuya adquisición ha costado dinero público, repercutan en ella”.


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