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Arqueología, Historia, Mundo, Viajes

Expedición a Gilf Kebir y Gebel Uweinat

Tercera entrega


(III) De wadi Bakht a Gebel Uweinat

Recorrido de la tercera parte del viaje

Recorrido de la tercera parte del viaje

Tras abandonar wadi Bakht continuamos bordeando el lado oriental de Gilf Kebir hasta llegar a Eight Bells, un lugar en el que destacan ocho colinas acampanadas de arenisca paleozoica. Aquí puede verse una antigua y rudimentaria pista de aterrizaje británica de la Segunda Guerra Mundial. Los pilotos eran guiados por un gran indicador, en forma de flecha, realizado con centenares de tanques vacíos de gasolina. Hace pocos se halló en las cercanías un camión de la época lleno de armamento, lo cual nos muestra que aún habiendo sido entonces un punto estratégico, todo quedó abandonado y aislado por completo posteriormente.

Pista de la II Guerra Mundial en Eight Bells

Pista de la II Guerra Mundial en Eight Bells

Nuestro primer contacto con el arte rupestre en Gilf Kebir lo tuvimos en Magaret el-Kantara, un abrigo descubierto en 1935 por William Shaw y Rupert Newman en un promontorio situado unos 40 km. al SO del wadi Bakht. Aquí, hace 8000 años, pastores neolíticos dejaron buena impronta de su arte y nos recuerdan de nuevo cuán distintas eran las condiciones climáticas. Cuando hace unos 11.000 años los monzones se desplazaron hacia el norte, provocaron la formación de ríos y lagos alrededor de Gilf Kebir. En ese contexto propicio llegaron a desarrollarse sociedades neolíticas como la de Magaret el-Kantara, si bien la aridez volvería a progresar desde la segunda mitad del quinto milenio.

Pinturas del abrigo de Magaret el Qantara

Pinturas del abrigo de Magaret el Qantara

El grupo junto al monumento a Kamal el Din

El grupo junto al monumento a Kamal el Din

Seguimos hacia el sur haciendo una pequeña parada en las estribaciones meridionales de Gilf Kebir, donde hay un sencillo monumento dedicado al príncipe Kamal el-Din, descubridor de Gilf Kebir en 1925. El monumento fue alzado en 1933 por László Almásy, uno de los grandes exploradores de la región, más conocido por haber sido protagonista de la película El paciente inglés. Desde aquí ya sólo nos quedaban 150 km. de desierto hasta llegar a nuestro gran objetivo, Gebel Uweinat. Antes, siguiendo rumbo SO, pasamos por los Clayton Craters, descubiertos en 1932 por Robert Clayton y László Almásy. Son formaciones circulares de alrededor de un kilómetro de diámetro y cien metros de altitud, formadas por magma filtrado a través de la arenisca paleozoica.

Nuestros vehículos avanzan por los Clayton Craters

Nuestros vehículos avanzan por los Clayton Craters

El 8 de marzo de 2012 llegamos finalmente a Gebel Uweinat, que se halla intersectado por los 22º de latitud N y los 25º de longitud E (referencias para límites fronterizos), quedando repartido así entre Libia, Sudán y Egipto. Gebel Uweinat se trata de un plutón granítico, de 30 km. de diámetro, del período precámbrico (anterior a 570 millones de años). Su descubrimiento se debe a Ahmed Hassanein Bey, que en 1923 realizó un gran viaje de exploración de 3500 km entre el puerto mediterráneo de Sallum (Egipto) y el-Fasher (Darfur del Norte, Sudán), aventura que publicó en The Lost Oasis. El Monte Bagnold, de 1934 metros, domina todo el paisaje de Uweinat.

Gebel Uweinat, un plutón granítico en medio del desierto

Gebel Uweinat, un plutón granítico en medio del desierto

Avanzando hacia Kurkut Talh en Sudán

Avanzando hacia Kurkut Talh en Sudán

Antes de montar nuestro campamento, quisimos realizar una primera incursión a la parte sudanesa, traspasando los 22º de latitud. En este territorio, debíamos extremar las precauciones. De hecho, los policías y militares que nos acompañaban cambiaron sustancialmente de actitud pues, justo aquí, en 2008 fueron secuestrados un grupo de exploradores por milicias sudanesas.

Grabado de un avestruz de hace 7000 años en Kurkur Talh

Grabado de un avestruz de hace 7000 años en Kurkur Talh

Bóvidos del neólitico en Kurkur Talh

Bóvidos del neólitico en Kurkur Talh

Un abrigo con pinturas neolíticas

Un abrigo con pinturas neolíticas

Comenzamos nuestra exploración en Karkur Tahl, el primer gran wadi que, viniendo desde Egipto, se halla en Sudán. Karkur Tahl significa “valle de las acacias” y, efectivamente, a pesar de la ridícula pluviosidad anual (10 mm), el lugar aún conserva acacias, algo de vegetación, y una escasa y esquiva fauna, entre la que cabe destacar el Ammotragus lervia y la Gazella dorcasUnas horas nos bastaron para comenzar a ver la enorme cantidad de grabados y pinturas rupestres realizados en este wadi. Las más antiguas, donde predominan las escenas de caza, se remontan al 8000 a.C., pero las más abundantes son de época neolítica, cuando Gebel Uweinat era un lugar atractivo por sus recursos. Aunque se considera que desde 3300 a.C. la aridez es similar a la actual, Gebel Uweinat siguió siendo frecuentado por grupos humanos dado que en cientos de kilómetros era el único sitio donde podían encontrarse fuentes. De hecho, hasta 1923 se tiene constancia de la presencia de grupos Goran y Tebu, procedentes de la región del Tibesti, en Chad.

Autoretrato bajo una conjunción de Júpiter y Venus entre Egipto y Sudán

Autoretrato bajo una conjunción de Júpiter y Venus entre Egipto y Sudán

Nuestro campamento a 22º de latitud bajo la luz de la Luna

Nuestro campamento a 22º de latitud bajo la luz de la Luna

Tras esta primera toma de contacto, decidimos montar nuestro campamento, en un precioso lugar rodeado por grandes dunas, entre el wadi Handal (Egipto) y Kurkur Tahl (Sudán).

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